jueves, 3 de abril de 2025

Rengifo Gallego, Juan Ignacio. (2025): El Espíritu de los Quelcinos. Editora Regional de Extremadura (Geografías), Junta de Extremadura, Mérida. 211 p. ISBN: 978-84-9852-815-2





El miércoles 2 de abril de 2025, a las 20:00 horas en la sede de la Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballestero (FMCCB), sita en la Casa-Palacio de los Becerra (XV) en Cáceres, tuvo lugar la Presentación-Tertulia del libro “EL ESPÍRITU DE LOS QUELCINOS”, presidida por Juan Ignacio Rengifo (autor) y dirigida por Juan José Ventura (Periódico Extremadura), con participación de Antonio Girol (Editora Regional de Extremadura), Manuel Gallardo (Expresidente de la Real Federación Española de Caza) y Antonio-J. Campesino (Catedrático de Geografía de la UEX).

1. Sobre el autor, geógrafo culto de campo y buen cazador

Conozco bien al profesor Juan Ignacio Rengifo Gallego (Nacho) desde hace cuatro décadas y sus facetas de geógrafo, hombre culto e investigador sobre turismo y caza con el que he firmado artículos (junto a otros compañeros de nuestro equipo TOURISMEX[1] y del Proyecto Joven y Caza), y de cazador nato con instinto y buen tino de tiro-fijo, con el que he compartido algunas monterías y batidas de perdices, y al que doné toda mi artillería cuando me jubilé hace ya unos años. Pero, desconocía su vena literaria, que me ha sorprendido muy gratamente con esta novela. su opera prima.

Aunque nacido en Villafranca de los Barros, un subcentro urbano de Tierra de Barros, Nacho es un hombre de campo, de su campo de Hornachos y de todos los otros campos pateados como geógrafo, cazador y montero, en España, África y otros confines, atento siempre a cualquier semoviente, sea reptil, volátil o ungulado. Le encantan los animales, todos, lo que no empece que sea, asimismo, cazador responsable consciente de la necesidad de una buena gestión de la caza, como única forma ancestral de mantener el equilibrio natural y la biodiversidad de los territorios.

 

2. Sobre el mundo rural y sus influencias literarias (salvando las distancias o no tanto)


“Y empecé a darme cuenta, entonces, de que ser de pueblo era un don de Dios y que ser de ciudad era un poco como ser inclusero y que los tesos y el nido de la cigüeña y los chopos y el riachuelo y el soto eran siempre los mismos, mientras las pilas de ladrillo y los bloques de cemento y las montañas de piedra de la ciudad cambiaban cada día y con los años no restaba allí un solo testigo del nacimiento de uno, porque mientras el pueblo permanecía, la ciudad se desintegraba por aquello del progreso y las perspectivas de futuro”[2].

Esta reflexión del insigne Miguel Delibes, Catedrático de Derecho Mercantil, novelista, periodista y cazador, natural y urbanita de Valladolid, que hace en 1964 al término del I Plan de Desarrollo español, contrapone el proceso urbanizador-industrializador con el declive paralelo del mundo rural y de sus habitantes, en gran medida por la inmolación del sector primario al sector industrial[3].

Delibes fijará su residencia veraniega y de trabajo en el pueblo burgalés de Sedano (despoblado en los años 70), conforme a su compromiso con las gentes castellanas no emigradas del campo, sacrificado a la sociedad industrial de consumo y al proceso urbanizador consiguiente, como sinónimo de incultura, inmovilismo, atraso y catetismo para los urbanitas desnortados.

Yo, que tuve el placer de conocer a Delibes y compartir una sobremesa con él y Alfonso Álvarez Mora, Catedrático de Urbanística de la ETSA de Valladolid en el restaurante Santi (El Caballo de Troya), ubicado en un edificio del siglo XVI en la calle Correos de Valladolid, puedo asegurar que el célebre escritor castellano no hubiera tenido reparo alguno en suscribir el “Espíritu de los Quelcinos”, de Nacho Rengifo, también profesor, cazador y escritor, salvando muy pocas distancias.


3. Sobre extrapolaciones de la novela al presente social y político

Cuando la presunta modernidad y el mimetismo de lo urbano producen la ruptura de los principios reguladores de la vida rural por colonización y prepotencia desarrollista, la tensión del cambio rompe la convivencia e introduce desorden y crisis en el mundo rural, como testimonia la novela, cuya trama cuya contiene todos los elementos propios del género (del humor a la tragedia griega).

Hoy, es justa y necesaria, porque aporta mucha sabiduría rural para ser aplicada a los urbanitas desnortados, a los genízaros anti-caza y al desbarajuste político-autonómico español, y muy oportuna porque es un buen reflejo del mundo rural extremeño en declive, económicamente ruinoso, políticamente desmantelado y socialmente desahuciado, que no vaciado, por el vampirismo capitalino consentido.


4. Sobre su recomendación para alumnos geógrafos

De hechura sintáctica formalmente impecable, la novela contiene una brillante capacidad descriptiva, (la mejor virtud de un buen geógrafo, junto al saber ver, leer e interpretar el territorio con el sexto sentido del geógrafo, la planta de sus pies. Rebosa ingenio para bautizar a los personajes con nombres rotundos de campo, porque al autor le encantan los términos rurales antiguos de caseríos, oficios y utillajes, caídos en desuso y desconocidos, tanto como la riqueza de topónimos que contenían los Mapas Topográficos 1:50.000 de 1941, del (IGN), por lo que recomiendo al lector que se provea de un diccionario de la RAE a mano.

Por ello, “El Espíritu de los Quelcinos” es la novela de un experto en Análisis Geográfico Regional, que se inventa (o no tanto) la comarca imaginaria de Los Quelcinos, con cabecera en Bemulcón, como soportes territorial y urbano de su trama, y a la Hermandad de los Monteros, como ente aglutinador del vecindario en torno a la caza, la función que los une e identifica con el territorio. Apostillo (no tanto), porque las descripciones del paisaje, formas del relieve (cordales), geomorfología (anticlinorios y sinclinorios), topografía, suelos (cuarcitas), vegetación (quercíneas), hidrografía (Río Negro), cultivos y aprovechamientos…, te transportan mentalmente a comarcas geográficas (Las Villuercas y otras) bien conocidas de Extremadura.

Como compañero geógrafo, resalto el respeto de Nacho por el territorio de los Quelcinos, comprendido como patrimonio cultural y depósito de tradiciones y señas de identidad, de honradez, integridad y autenticidad, frente a la deshumanización y falsedad de la vida urbana. Exalta la convivencia pacífica y ordenada, el respeto a la naturaleza que todo lo provee, a la tradición, a la sabiduría y experiencia de los mayores, al orgullo de pertenencia al lugar, y a las formas de vida y de manipulación sabia (sostenible) del territorio, incluido el potencial de la caza, con gestión responsable[4] de la misma.

 Que ustedes disfruten de la novela, tanto como yo, porque por 12 euros, nadie da más. 

Antonio-J. Campesino Fernández (Cáceres, 02/04/2025)


[1] TOURISMEX. Equipo de Investigación Turística de Extremadura. https://sites.google.com/site/tourismex

[2] Delibes Setién, Miguel. (1964): El cuento “El Pueblo en la Cara”. Viejas historias de Castilla la Vieja. Recopilado por Delibes, Miguel. (2019): Viejas historias y cuentos completos. Editorial Menoscuarto, Palencia.

[3] El balance de resultados de las Tablas Imput-Output del I Plan de Desarrollo enmascaró el trasvase de más de 10.000 millones de pesetas presupuestadas para el desarrollo del sector primario, al sector secundario, bajo el argumento de que España tenía que convertirse en la décima potencia industrial del mundo. Tales datos muy sensibles, casi secretos, nos fueron mostrados en el Curso Monográfico Variable por nuestra profesora Dra. Gloria Begué Cantón, Catedrática de Economía Política y Hacienda Pública de la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca (número 1 de su oposición y primera mujer catedrática en una Facultad de Derecho española). 

[4] Hidalgo, Sebastián y Rengifo, Juan Ignacio. (Eds.). (2020): Caza responsable en el horizonte del siglo XXI. Universidad de Extremadura, Cáceres. 220 p.