LA CIUDAD DE CÁCERES: EXPERIENCIAS PROFESIONALES VIVIDAS (1975-2025)
3.9. Declaración de la ‘Ciudad
Vieja’ de Cáceres, Patrimonio Mundial de la UNESCO (1986)
El exiguo expediente de la candidatura de Cáceres a Patrimonio Mundial adolecía de pobreza investigadora y de fragilidad bibliográfica, técnica y documental (27 páginas y plano del C.H. a 1:2.000), pese a la colaboración del Ayuntamiento, Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura y Ministerio de Cultura. No tuvieron a bien pedirme asesoría académica, siendo miembro de la Junta Directiva del Comité Nacional Español de ICOMOS.
Resulta muy significativo, por sorprendente, que la candidatura del Estado Parte propusiera como valores del Bien “Cáceres a Patrimonio Mundial”, sobre todo el Criterio (i)[43] y, no tanto, el (iii)[44], pero la UNESCO rechazó el (i), aceptó el (iii) y añadió por su cuenta el Criterio (iv)[45] ¿Cómo no consideró el expediente la inclusión de éste Criterio?
Pese a
la fragilidad del documento traducido al francés, la firma de Dionisio Hernández
Gil, Director General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, -en representación
del Estado Parte español firmante de la Convención del Patrimonio Mundial en
1982-, fue un aval importante en la presentación del documento ante el Comité del Patrimonio
Mundial el lunes 22 de diciembre de 1985. La Presidencia de la UNESCO por
Federico Mayor Zaragoza hizo el resto, en aquellos años de vacas gordas
para los Bienes españoles que ingresaron "a pares" en el Patrimonio Mundial. Cáceres aprovechó bien la coyuntura.
En la sede de UNESCO-París, la candidatura extremeña fue defendida por León Pressouyre, profesor de la Universidad París-Sorbona, miembro del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Históricos (ICOMOS), y avalada por los 21 miembros del Comité del Patrimonio Mundial, en presencia del alcalde Juan Iglesias Marcelo y de Juan Bazaga Sánchez, concejal de Relaciones Internacionales, como representantes municipales.
Junto a las ciudades de Évora y Toledo, la ‘Ciudad Vieja’ de Cáceres fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, el 28 de noviembre de 1986, con el nº 384[46].
Ingresó bajo los Criterios (iii) y (iv):
(iii) “Las murallas de Cáceres aportan un testimonio excepcional de las fortificaciones realizadas por los Almohades en España. Comparada con la Torre de Espantaperros de Badajoz o la Torre del Oro de Sevilla, la Torre Mochada de Cáceres se integra en un conjunto de muros y torres representativo y largo tiempo conservado”.
A nivel personal, estuve y sigo estando en desacuerdo con el argumento UNESCO de que “Las murallas de Cáceres aportan un testimonio excepcional de las fortificaciones realizadas por los Almohades en España…”, sobre todo, si consideramos el pésimo estado de conservación y desaparición de lienzos.
(iv) “Como varias ciudades de Italia, Cáceres ofrece un ejemplo eminente de villa dominada, de los siglos XIV al XVI, por poderosas facciones nobiliarias rivales, que dictaron la organización del espacio mediante la implantación de casas-fortaleza, casas-palacio y torres. Este ejemplo es considerado único por las características históricas específicas de esta villa de Extremadura, donde se concitan, desde la Edad Media al Clasicismo, las influencias artísticas más diversas y más contradictorias (del Islam, gótico del norte, renacimiento italiano, de América, etc.)”.
En suma, la inclusión de Cáceres en el P. M. se debió a dos factores: sus méritos patrimoniales incontestables, reconocidos en el Criterio (iv), y la relajación de acceso al Patrimonio Mundial por parte de una ciudad histórica carente de un Plan Especial de Protección y Rehabilitación vigente, y de sus correspondientes instrumentos de gestión, que garantizasen -como obligaban las Directrices de la Convención- el compromiso de mantenimiento futuro de las condiciones del Valor Universal Excepcional del Bien declarado, e integración de las políticas urbanísticas-patrimoniales y, dentro de ellas, los proyectos de rehabilitación y refuncionalización de las arquitecturas singulares y populares.
[43] (i) “Representar
una obra maestra del genio creador humano”.
[44] (iii) “Un
testimonio único o al menos excepcional de una tradición cultural o de una
civilización existente o ya desaparecida”.
[45] (iv) “Ser un
ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico, tecnológico o
paisaje que ilustre una etapa significativa de la historia humana”.
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