sábado, 18 de octubre de 2025

 LA CIUDAD DE CÁCERES: EXPERIENCIAS PROFESIONALES VIVIDAS (1975-2025)


3. PGOU'1975, VIGENTE HASTA 1997

Las experiencias profesionales vividas, que serán detalladas en sucesivas entregas con un discurso cronológico, se insertarán dentro de los tres Planes Generales de Ordenación Urbana con los que se pretendió ordenar la Cáceres democrática: (PGOU’1975-1997); (PGOU’1998-2009) y (PGM’2010-2025)

En 1961, Cáceres censaba 48.005 habitantes con densidad media de 229,7 hab./ha. En 1975, la ciudad contaba con 10.839 nuevos moradores (+22,6 %), que situaron la población en 58.844 habitantes de hecho -lo que puedo atestiguar, porque los extraje uno a uno a dedo del Padrón de Habitantes-, de los que 53.000 (90 %) residían en el casco urbano consolidado, con densidad media de 85,5 hab./ha edificada.

En 1961, Cáceres se asentaba sobre un área urbana de 312,8 ha, con 10.600 viviendas. En 1975 la superficie se elevaba a 623,65 ha, con 18.402 viviendas[24]. Las 7.802 nuevas viviendas (+73,6 %) ocuparon 310,9 nuevas hectáreas (+99,4 %). En los tres lustros trascurridos, la superficie urbanizada casi duplicaba la de 1961, pero la población sólo había crecido un 22,6 % (muy lejos de la generosa proyección demográfica de 62.000 habitantes prevista por el PGOU’1961 para 1970), y las viviendas habían aumentado en un 64,5 %.

Entre el PGOU de 1961[25] y el de 1975 se crearon 112 ha de suelo planeado residencial, 22 ha de suelo industrial y 42,6 ha de verde y deportivo y se aprobaron los Planes Parciales siguientes: Peña del Cura, (21 de mayo de 1964); La Madrila (5 de junio de 1967); Los Fratres (26 de mayo de 1969), y Dehesa de los Caballos (29 de mayo de 1970).

En 1975 terminó la vigencia del PGOU'1961. Un par de años antes (15/05/1973)el Ayuntamiento  encargó su revisión al equipo AUR (Estudios de Arquitectura, Planificación Urbana y Regional), dirigido por los arquitectos Francisco Fernández Longoria y Genaro Alas Rodríguez, que produjeron el desarrollista PGOU’1975, con la mala fortuna de que la redacción del documento de planeamiento se anticipó a la aprobación del nuevo marco legal urbanístico de la Ley de Suelo y Ordenación Urbana de 1975, quedando desfasado de antemano.

De 1975 a 1997, -según (Chautón, 2004; p. 20)-, se aprobaron 20 Planes Parciales: Cabezarrubia (09/04/1975) y Polígono Industrial de Las Capellanías (1975); Las Acacias (19/04/1977); Aldea Moret (21/11/1978); Isabel de Moctezuma (17/07/1979); La Hispanidad (17/07/1979); La Sierrilla (28/05/1982); La Mejostilla (28/05/1982); Capitán Luna (08/07/1983); Los Castellanos (10/02/1984); R-66 (10/02/1984); Los Rosales (13/04/1984); Las Candelas (10/05/1985); Campus Universidad (09/05/1986); Temis (28/06/1991); Nuevo Cáceres (28 de junio de 1991); El Vivero (11 de febrero de 1993); Campofrío (09/02/1995); Ceres Golf (19/09/1996); La Cañada (13/03/1997) y El Perú (12/06/1997).

 

3.1. Informes técnicos para el (PGOU’1975-1985)

La primera oferta de mi participación profesional se produjo en octubre de 1975, casi en paralelo al traslado de muebles y desembarco de libros desde Salamanca a Cáceres. Como profesor geógrafo de la UEX, en la fase de Avance del PGOU de 1975 y dentro de la Memoria de Información Urbanística, emití tres informes: 1) Estructura urbana (Tomo II); 2) Estudio geotécnico (Tomo III) y Desarrollo Social y Económico (Tomo IV). Recuerdo que las sesiones de debate público tuvieron lugar en un salón del desaparecido Hotel Extremadura, del que ni la fachada mereció el respeto de su conservación por la empresa Pinilla y, menos aún, el hermoso jardín arbolado interior -heredado del antiguo chalet de los Acha, sito en la calle San Pedro de Alcántara, esquina a Virgen de Guadalupe-, que despertaba la admiración del forastero, cuando tras subir dos plantas en ascensor y cruzar la cafetería, ésta se abría a un “jardín colgante” con piscina, un pulmón vegetal en medio del periclitado ensanche burgués cacereño, reliquia de la ciudad-jardín que fue y de la que nada queda.

En mis informes sobre el Modelo Urbano hice notar que, pese a la profesionalidad reconocida de Fernández Longoria, el PGOU de 1975 se había redactado bajo presupuestos propios del “urbanismo de los polígonos", a base de repoblación de bloques aislados ajenos al Centro Histórico y reminiscencias metropolitanas exógenas -influido el arquitecto por el Plan General de Caracas que acababa de redactar-, antitéticas con el perfil horizontal de la ciudad de la Ciudad Histórica de Cáceres. Al desarrollismo horizontal se superponía el vertical, dado que ser ciudad equivalía entonces a poseer “rascacielos”, tales como el Edificio Coliseum (1962), de 12 plantas, y la Torre de Cáceres (1963) con 14 plantas y 50 pisos.

Con respecto al Medio Físico, me mostré contrario a reiterar la expansión superficial de Cáceres sobre la cubeta cárstica del Calerizo, declarada suelo de reserva urbana por el PGOU'1961, una aberración constructiva por los problemas geotécnicos de cimentación, existiendo 1.700 km2 de término municipal paleozoico de granitos, pizarras y cuarcitas. El informe geotécnico del PGOU’1975 declaraba: “… Afortunadamente, la localización de suelos cársticos es muy concreta, en forma de media luna en el SE del nuevo ensanche urbano y deja en el eje de la media luna lugar adecuado para una urbanización sin problemas…”. Fuimos testigos de los problemas de cimentación, de los hm3 de agua que se bombearon, de los rellenos de las oquedades con neumáticos usados, de las masivas inyecciones de hormigón a la caliza, de las parrillas de cimentación y de otras sutilezas constructivas varias.

Desmonté las utópicas proyecciones demográficas de ensueño de los “analistas” del PGOU que auguraban ¡205.386 habitantes para 1990!, (conocedores de que en los 15 años desarrollistas anteriores Cáceres tan sólo había ganado 10.893 habs.). Bloqueada ya en su crecimiento por el cierre de la industria de fosfatos (1960) y la crisis económica general desde 1973, las proyecciones eran de fantasía animada, como demostró la realidad del censo de 1991 (74.589 habs.). Tales falsedades deliberadas tenían como único fundamento especulativo justificar la programación de 2.469 ha de nuevo suelo urbanizable hasta alcanzar la hiperbólica cifra de 3.260 ha de suelo urbanizado, unido al sobredimensionamiento de viales de circunvalación con proyectos tan dementes como el scalextric sobre pilotes entre la Plaza de Colón y la N-521 volando por la Sierra de la Mosca y el Santuario de la Virgen de la Montaña… por valor de 40.000 millones de pesetas a cargo del MOPU y otras fábulas del cuento de la lechera.

Fig. 2. Cáceres PGOU’1975. SIG. Fuente: (Chautón, 2004).

Los problemas esenciales de la estructura urbana cacereña que intentó resolver el PGOU'1975, agravándolos, fueron: la elevada e innecesaria concentración y densificación asiática (700 hab./ha en Antonio Hurtado); el desigual grado de especialización funcional, y la muy deficiente accesibilidad. Tales defectos proyectuales de fondo, unidos a la circunstancia legal adversa de encontrarse el PGOU desfasado de antemano, al no ajustarse a las directrices normativas de la revisada Ley 19/1975, de 2 de mayo, sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, ni al posterior Real Decreto 1.346/1976, de 9 de abril, que aprobó el Texto Refundido de la LRSOU, produjeron una penosa tramitación administrativa, ya que, inicialmente fue aprobado el 15 de febrero de 1977, pero, al dejar en suspenso la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Medio Ambiente (COPUMA) de la Junta de Extremadura la aprobación del macro-suelo urbanizable injustificado, no conseguiría la aprobación definitiva hasta el 14 de noviembre de 1985.

Como hago constar en la contraportada de mi tesis doctoral, el diagnóstico de Cáceres en 1975 fue el de una ciudad de contrastada dicotomía: de un lado, el Casco Antiguo o núcleo genético más homogéneo de arquitectura civil gótico-renacentista europea, como museo de piedra desvitalizado, inserto en un Centro Histórico en deterioro progresivo, formal, social y funcional por su envejecimiento y abandono, y, de otro, el ensanche moderno renovado por la especulación de los últimos tres lustros, un segundo “Cáceres monumental” cuajado de tensiones sin control: suelo caro por inexistente, déficit de 6.000 viviendas sociales frente a 3.000 cerradas y abandonadas, alquileres desorbitados, equipamientos embrionarios y ausencia de calidad de vida urbana.


[24] El régimen de tenencia de las viviendas en 1975 arrojaba la siguiente distribución: 49 % en propiedad; 39 % en alquiler y el 11 % destinadas a otros usos (Campesino, 1982; p. 329).

[25] El primer Plan General de Ordenación Urbana de Cáceres, redactado por Rodolfo García-Pablos y Vicente Candela, fue aprobado el 4 de noviembre de 1961.


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