lunes, 20 de mayo de 2024

URBANISMO Y ARQUITECTUJRAS MILITARES RAYANAS. ELVAS, CIDADE-QUARTEL, PATRIMÓNIO MUNDIAL (2012) 

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1.4.1. Preocupaciones portuguesas

 

Llegado el siglo XV, Portugal comienza a pensar en la reforma del sistema defensivo de su red urbana medieval fronteriza, que había quedado obsoleto. La preocupación portuguesa se constata por los repetidos viajes del rey D. Afonso V a la Borgoña para adquirir conocimientos directos sobre los nuevos sistemas de defensa, visitando los castillos tardo-góticos del Duque de Berry.

Las primeras preocupaciones renacentistas portuguesas por el fortalecimiento de las ciudades amuralladas medievales de la raya fronteriza se constatan en los precedentes de fortificación abaluartada de los dientes de sierra de la Cerca Nova de Évora (1440), en las murallas de Portimão (1473) y en la fortaleza algarvia de Sagres, en el reinado de Don Henrique el Navegante.

Fig. 5. Évora, según Duarte de Armas (1510)

En el Livro das Fortalezas de Duarte de Armas (1509-1510), Don Manuel ordenó “el fazimento de muros, torres e barreiras en Mourão, Arronches, Assumar, Marvão, Segura, Sabugal, Alfayates, Chaves, Melgaço, Monsanto, Bragança e Sintra”. Las plazas de Olivença y Beja se consideraron capitales para la defensa de la frontera húmeda del Guadiana.

Sabemos que los castillos de la frontera recibieron pocas innovaciones arquitectónicas para prepararlos para las nuevas armas de fuego, salvo el de Alfaiates -Sabugal- (1521), dado que durante la época del rey Don Manuel la prioridad iba a centrarse en las fortalezas de la costa atlántica de Marruecos. La ciudad-fortaleza de Mazagão[10], fundada a partir del 1 de agosto de 1541 (aunque ya era puerto comercial en la Ruta del Cabo a la India desde 1513), se refortificó bajo los principios innovadores del italiano Benedetto de Ravenna, en colaboración con Miguel de Arruda y Diogo de Torralba.

La llegada a Évora de Gabriel Ladino de Martinengo, como embajador de la Orden del Hospital (1528), marca el punto de partida para el rediseño de las estructuras abaluartadas que mantienen en sus inicios la constitución de la torre cuadrada como base fundacional del Castelo (Evoramonte y Vila Viçosa). Durante la segunda mitad del XVI en la raia portuguesa destacaron las fortificaciones abaluartadas de Valença do Minho, Elvas y Estremoz.

Es necesario señalar que a lo largo de la época moderna las tensiones fronterizas no provocaron guerras abiertas entre los vecinos ibéricos, demostrándose que las coyunturas bélicas respondieron siempre a desequilibrios entre alianzas internacionales.

En la época de D. João III y D. Sebastião los castillos de la frontera se desatendieron, porque en 1580 no estaban preparados para resistir a los ejércitos de Felipe II, cuando reclamó sus derechos a ocupar la corona portuguesa. Así pues, en el XVI, la falta de inversiones en los castillos de la frontera provocó su obsolescencia frente a las innovaciones tecnológicas italianas del arte de la guerra y, en el periodo de gobierno filipino (1580-1640) tampoco tuvo sentido modernizarlos en un periodo largo de paz soterrada.

La Guerra de Restauração (1640-1668), que permitió la independencia de Portugal, situó el frente central del conflicto en la raia-raya de Alentejo-Extremadura[11].

En 1640, esa frontera estabilizada se reactivó de forma drástica exigiendo el pleno desempeño de su función separadora. La presión de los acontecimientos y la urgencia de garantizar la integridad del territorio portugués desencadenaron una reforma a gran escala del sistema defensivo, dependiente de otras estrategias militares.

 

No existía entonces en toda la raya portuguesa estructura abaluartada alguna, en una época en la que la arquitectura militar abaluartada ya había alcanzado una fase relativamente madura. El tener que restringir el número de lugares a fortificar más intensamente, imponía en contrapartida la necesidad de escoger los puntos neurálgicos, debiendo adoptar decisiones estratégicas.

La preparación para un esperado enfrentamiento militar en 1640 obligó al ajuste de la red urbana y de las estructuras defensivas preexistentes, con enormes dificultades de ensamblaje y adaptación a los requerimientos de la fortificación moderna. Durante la contienda y, sobre todo, una vez terminado el conflicto, se ordenan reparaciones urgentes de las fortificaciones a fines del XVII y comienzos del XVIII (Guerra de Sucesión Española). 

 

El siglo XVII con las guerras peninsulares como telón de fondo, supuso la expansión de la fortificación abaluartada en sus diversos conceptos, según los corpus de enseñanza asumidos por cada país. Ingenieros de los Países Bajos formaron parte de la Corte Real de los monarcas portugueses João IV y João V. Ingenieros militares y arquitectos italianos no faltaron para apoyar la labor constructiva del rey español Felipe II

 

La simbiosis entre ciudad y máquina de guerra era un hecho obligatoriamente asumido por los distintos asentamientos en el espacio de frontera.



[10] A mediados del XVIII, bajo el reinado de Don José I, por orden del Marqués de Pombal se abandonó este último presidio de la costa atlántica, trasladando a sus 2.092 habitantes a Brasil donde fundaron Vila Nova de Mazagão. Desde entonces Marruecos la rebautizó como El-Yadida.

[11] Pagés Madrigal, José Manuel. (1995): El espacio fronterizo extremeño-alentejano: asentamientos, urbanismo y arquitectura. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Extremadura. Tesis Doctoral inédita. (Dir. Dr. Antonio-José Campesino Fernández). Defendida en el Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio, E.T.S.A., Sevilla.


- Centro de Estudios de Arquitecturas Transfronterizas (CEAT). (1995-2001): Arquitecturas na Raia (Olivenza, 1995; Castelo de Vide, 1996; Alburquerque, 1997; Borba, 1998; Beja 1999; Elvas 2001). Olivenza. (Dirs. José Manuel Pagés Madrigal y Antonio-José Campesino Fernández).

  

 


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