sábado, 8 de noviembre de 2025

LA CIUDAD DE CÁCERES: EXPERIENCIAS PROFESIONALES VIVIDAS (1975-2025) 


3.5. Ampliación del perímetro de protección del Conjunto Histórico (1982-1983)

A partir de las Instrucciones formuladas por la Dirección General de Bellas Artes, la Orden Ministerial de 5 de mayo de 1965 (BOE 18-03-1968), al objeto de la aprobación de proyectos de obras en el Conjunto Histórico-Artístico de 1949, procedió a la delimitación de la Zona Histórico-Artística de Cáceres en tres áreas de protección: a) Recinto Monumental o Casco Histórico-Artístico (7,9 ha); b) Centro Antiguo o Zona de Respeto (perímetro azul de 7,2 ha para protección del paisaje y de la silueta urbana del Conjunto Monumental), y c) Bordes externos o zona de ordenación especial (perímetro sepia de 77,3 ha, equivalente al casco urbano consolidado en 1900.

Por intereses especulativos de los propietarios cacereños en connivencia el Alcalde Alfonso Díaz de Bustamante y Quijano -que formularon un contencioso administrativo contra la zona de respeto o perímetro azul y la zona de ordenación especial o perímetro sepia-, una sentencia del Tribunal Supremo de 9 de marzo de 1970 anuló tales Instrucciones de 1965, lo que desembocó en una reducción de la Zona Histórica-Artística (perímetro morado), “… al conjunto que se concreta en el artículo 1º del Decreto de 21 de enero de 1949, más las construcciones existentes en las calles y plazas inmediatas de la Vieja Muralla y contorno de los edificios monumentales aislados”. Dicha sentencia se cumplimentó por Orden Ministerial de 30 de mayo de 1970 (BOE 01-08-70).

A la recuperación, con posterior ampliación del perímetro de protección del Conjunto Histórico-Artístico de Cáceres, contribuyó el informe[31] que nos encargó el Ayuntamiento de Cáceres, como miembros del nonnato ‘Precatálogo’.

En consecuencia, por decisión de Dionisio Hernández Gil y Resolución de la DGBA de 1982[32], al objeto de reforzar la zona de protección de la zona de respeto, la administración estatal competente determinó la ampliación del Conjunto Histórico-Artístico, por los siguientes límites (siguiendo el discurso de las agujas del reloj):

“Por el NO y a la altura de la plaza de toros, en la confluencia de las calles José Antonio con la de Margallo, por el eje de la calle San Justo -plaza de las Canterías-, plaza de San Blas, calle Trujillo (incluyendo las propiedades que dan frente en las dos aceras) hasta unir con la ronda del Puente Vadillo, ronda de Puente Vadillo (eje de la carretera), ronda de Rocha (eje de la carretera hasta la curva a la altura de la fuente) para unir (por límites parcelarios) con la calle Mira al Río, San Francisco, calle Fuente Nueva (propiedades de ambas aceras), calle Pizarro, calle Donoso Cortés, (propiedades de ambas aceras), calle San Antón (propiedades de ambas aceras) hasta el edificio racionalista que da frente al Parque de Calvo Sotelo -Parque de Calvo Sotelo-, incluyendo el Hospital Provincial hasta la casa de la Chicuela que queda excluida con él, todos los edificios de dicho frente de la calle de San Antón, calle de Miguel de Cervantes (propiedades de ambas aceras), plaza de la Concepción, calle Zurbarán (eje de la calle) y calle Santa Gertrudis Baja (eje de la calle) para cerrar en el primer punto descrito de unión entre las calles de José Antonio Primo de Rivera con la de Margallo”.

Fig. 5. Ampliación del perímetro del Conjunto Histórico de Cáceres (DGBA’1982). Elaboración propia. 

El Área de Protección del Conjunto Histórico-Artístico (1982) será asumida como perímetro de protección y ámbito de intervención por el aún vigente Plan Especial de Protección y Revitalización del Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad de Cáceres (PEPRPACC, 1986-1990).

Sobre el peliagudo tema de los perímetros de protección patrimonial de Cáceres, recomiendo la lectura de este artículo propio, actualmente en prensa[33].


3.6. Proyecto de aparcamiento subterráneo en la Plaza Mayor (1984…)


Desde finales del siglo XV, la Plaza Mayor de Cáceres, - “pieza básica del Conjunto Monumental” (Art. 1º. del Decreto de 21 de enero de 1949)” -, se convirtió en antesala del Casco Intramuros, espacio público emblemático, centro gravitacional del Conjunto Histórico-Artístico y nexo articulador de la expansión urbana de los últimos cuatro siglos[34].

 

Los sensibles tratamientos urbanísticos del pasado (salones ajardinados de mediados del XIX y primer tercio del XX), sucumbieron ante la ideología gris del franquismo, que transformó la plaza mediterránea en una plaza fría, seca, granítica y fúnebre (estilo Arias Navarro), con la connivencia municipal de distinto signo que la mantuvo durante décadas como garaje al aire libre.


La eterna asignatura pendiente de tráfico, accesibilidad, movilidad y conectividad del Centro Histórico con el Ensanche y Periferias no fue resuelta por el inoperante Estudio de Ordenación y Regulación del Tráfico de Cáceres (EORT’1980). Desconozco qué razones tuvo la última Corporación de UCD para aprobar en 1982 la realización de un aparcamiento subterráneo de 342 plazas bajo la Plaza Mayor, con un coste de 300 millones de pesetas y encargo del informe a la empresa belga C.I.G. Tan descabellada idea, no materializada al extinguirse la Corporación de UCD, fue incomprensiblemente resucitada por la primera Corporación del PSOE, frente a la cual la Junta Directiva de la Delegación de Cáceres del Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura (COADE) presentó una única alegación en contrario el 20 de mayo de 1983.

 

Como ciudadano de Cáceres, geógrafo-urbanista, investigador de la ciudad y profesor con responsabilidad de formación crítica de mis alumnos, mostré mi oposición al proyecto del aparcamiento, mediante informe por registro municipal[5]. En síntesis, defendía:

 

a) Que la Plaza Mayor tenía que ser el espacio público emblemático de encuentro, relación, ocio y disfrute del patrimonio, frente a la antítesis del caótico garaje abierto en superficie.

b) Que, a contrapelo de toda la urbanística europea sobre esponjamiento y restricción del tráfico en los Centros Históricos, en Cáceres se pretendía canjear el garaje en superficie por un almacén subterráneo de muchos más vehículos (incluso autobuses), generando así un perverso efecto-imán de atracción y de congestión circulatoria, a todas luces incompatible con la trama viaria histórica heredada.

c)  Que la política de aparcamientos debería insertarse en la planificación global del tráfico y transporte de la ciudad, dentro del inexistente Estudio Integral de Reordenación de Tráfico de la Ciudad de Cáceres, y regulada por las directrices del planeamiento urbanístico, general y especial.

d) Que era urgente vaciar de vehículos la Plaza Mayor y el Casco Intramuros, permitiendo el acceso a residentes con garaje, ambulancias, taxis, funerarias, servicios de mantenimiento (obras, incendios) y suministro (carga/descarga) del comercio minorista con horarios perfectamente reglados, para evitar la anarquía imperante.

e) Que ello permitiría abordar la ordenación urbanística urgente de la Plaza Mayor, para la recuperación ambiental de su carácter de espacio mediterráneo vivido con asientos, luces y sombras (vegetación, arbolado, agua), de encuentro, relación y paseo lúdico (sin la banalización del botellón y sus efectos colaterales), devolviéndole la multifuncional perdida de antiguo salón ajardinado y racionalizando los diversos tránsitos de su entorno, mediante transporte público, asociado a una red peatonal (áreas estanciales, calles peatonales, calles de coexistencia...).

 

Volveré sobre el aparcamiento, porque emergerá, de nuevo, como el Guadiana…



[31] Campesino, Antonio-José. (Dir.). (1982): Informe del Equipo Redactor del Plan Especial de Valoración y Catalogación del Patrimonio del Término Municipal de Cáceres, sobre ampliación de límites del Conjunto Histórico-Artístico de Cáceres por la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, propuesta con fecha 18 de noviembre de 1982. Ayuntamiento de Cáceres, Cáceres.

[32] Dirección General de Bellas Artes. (1982): Resolución de 18 de noviembre de 1982, por la que se incoa la ampliación del perímetro del Conjunto Histórico-Artístico. (BOE de 26-11-82).

[33] Campesino, Antonio-José. (2025): la ciudad de Cáceres y sus perímetros de protección: Implicaciones urbanísticas”, en Ortueta, Elena de. (Coordª.). Libro Homenaje al profesor Francisco Javier Pizarro Gómez. (En prensa).

[34] Pizarro, Francisco Javier. (1985): “Plazas mayores cacereñas: origen y función”. Urbanismo e historia Urbana en el mundo hispano, II. Universidad Complutense, Madrid, pp. 835-852.


viernes, 31 de octubre de 2025

 LA CIUDAD DE CÁCERES: EXPERIENCIAS PROFESIONALES VIVIDAS (1975-2025)


3.3. Plan Especial de Valoración y Catalogación del Patrimonio del Término Municipal de Cáceres. (Precatálogo) (1981-1982)

A finales de 1981, recibí de la Corporación Municipal de Unión de Centro Democrático (UCD), a través de su concejal de urbanismo Jesús Guirau, el encargo[27] de dirigir un grupo profesional de trabajo, integrado por Miguel Matas Cascos, Luis González Jiménez, Diego Ariza Viguera y María del Mar Lozano Bartolozzi, para la redacción del Plan Especial de Valoración y Catalogación del Patrimonio del Término Municipal de Cáceres, rebautizado como ‘Precatálogo’. Misión imposible en tiempo (1 año) y espacio, por cuanto el ámbito territorial del segundo término municipal de España ocupa 1.768,5 km2 o 176.849 ha.

Pese a la utopía, abordamos la tarea con entusiasmo por dos razones: el compromiso profesional con el Año Europeo del Renacimiento de la Ciudad del Consejo de Europa, bajo el lema de “Ciudades para vivir” (1981), y su derivada Teoría de la Regeneración Urbana, que introdujeron en España la teoría y práctica de la Rehabilitación Integrada con el emblemático proyecto piloto de la villa asturiana de Cudillero[28]; y por la oposición frontal al vandalismo arquitectónico cacereño, que arrasaba cualquier patrimonio construido fuera de los límites del perímetro de presunta protección del Conjunto Histórico-Artístico de Cáceres, declarado por Decreto de 21 de enero de 1949 (BOE 02-02-1949).

Huelga decir que el ‘Precatálogo’ generó la más feroz oposición de los propietarios de los chalets asentados en el maltratado Ensanche de Cánovas. Bajo el argumento de encontrarse fuera del perímetro de protección del Conjunto Monumental y, al amparo de la especulación urbanística consentida, se venían liquidando sistemáticamente y sin anestesia, una a una, las piezas irrepetibles de arquitectura y zonas verdes de la ciudad-jardín, generadas desde los años treinta y sustituidas desde mediados de los sesenta por insípidos bloques de edificios-pantalla. Esta oposición de la propiedad encontró eco en una parte de los concejales de UCD, y sensibilidad a la conservación de lo catalogado en otra. 

Tras fuertes controversias urbanas, constatables en prensa, se aparcó el ‘Precatálogo’ en un trepidante Pleno Municipal de 1982 en el que se rompió la disciplina de voto al aliarse a favor de nuestro documento la mitad de los concejales de UCD y los dos únicos concejales de la oposición, el socialista y el comunista, Ángel Ugarte. El empate técnico (11 votos contra 11) lo resolvió en negativo el voto de calidad del Alcalde Manuel Domínguez Lucero, para evitar el coste político de enfrentarse a los propietarios del suelo y a los poderes fácticos de la ciudad, presuntos votantes de UCD. Se equivocó de pleno en el Pleno, porque el futuro político inmediato le deparaba no sólo la pérdida electoral del Ayuntamiento, sino también la desaparición del propio partido a escala nacional.

De la ciudad-jardín cacereña nos quedó como única reliquia de la memoria urbana el chalet de Evaristo Málaga, en el nº 13 de la Avenida de España, cuyos herederos no pudieron triturar el solar valorado en 950 millones de pesetas, porque la Consejería de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura declaró el inmueble Bien de Interés Cultural el 26 de diciembre de 2000.


3.4. Plan Especial de Reforma Interior (PERI RO-30-3) de Casas Baratas (1982)

La Ley de Casas Baratas de 12 de junio de 1911 y su Reglamento de 11 de abril de 1912 facultaron a los Ayuntamientos para ceder terrenos públicos gratuitos donde edificar casas baratas para clases obreras. El Ayuntamiento de Cáceres entregó el suelo municipal de la cantera del cerro de Peña Redonda, al ONO de la Ciudad Histórica, a la Asociación Cacereña de Socorros Mutuos para la construcción de viviendas destinadas a “vecinos de Cáceres que vivan de un jornal eventual y no posean otros bienes inmuebles, y solamente ellos o sus descendientes”, según consta en el Libro de Acuerdos Municipales, Sesión 23-11-1912. (Ref. 202-292, Condición 4ª).

El barrio de Casas Baratas surgió por la extrema necesidad de dotar de viviendas sociales a las familias obreras carentes de ellas, dada la ausencia de promoción pública y la sangrante especulación privada de los alquileres usurarios cacereños. Los servicios técnicos municipales redactaron el proyecto, bajo postulados conceptuales de ciudad-jardín, procediendo a la posterior explanación, parcelación y delimitación de solares. 

Entre 1916 y 1930, se construyó el barrio de Casas Baratas, como tercer proyecto de urbanismo planeado, tras Aldea Moret y el Ensanche de Cánovas. Mediados los años 20 se entregaron a los propietarios por sorteo 17 solares urbanizados de 150 m2 con superficie total de 2.821,5 m2. En el plano militar de 1930, a E. 1:1.000, con perfecto trazado en damero (nada sencillo de ajustar a la topografía del cerro de muy duro sustrato cuarcítico), aparecía ya dibujada la trama viaria reticular, con anchura que duplicaba la altura de las casas y acerado de 84 cm, -como materialización de los principios higienistas de insolación, ventilación,  salubridad, higiene y ornato público-, con 10 manzanas edificadas que acogían viviendas adosadas en línea, pero sin equipamiento ni servicio alguno.

 

             
Fig. 4. Urbanización de Casas Baratas de Peña Redonda. Alzado y planta de 2 casas-tipo.
Fuente: (Pizarro, 2002) [29]

En los años 80, en plena crisis urbana, la “centralidad” del barrio de Casas Baratas por la doble proximidad al Conjunto Histórico y al Ensanche, comenzó a convertirse en oscuro objeto del deseo especulativo. En 1982, el Estudio de Arquitectura G-2, al que se sumaron los arquitectos Fernando Hernández Mancha, Eleuterio Sánchez Vaca, Isidro Navarro Jiménez y mi colaboración geográfica, abordamos la realización del encargo municipal de redacción del Plan Especial de Reforma Interior (PERI RO-30-3) de Casas Baratas de Cáceres[30]

Elaboramos la Memoria de Información Urbanística y llegamos juntos hasta el Avance, pero allí surgieron importantes e insalvables disparidades de criterios, entre los miembros que proponían la renovación del parcelario hasta el techo máximo de 4 alturas permitido por el PGOU'1975 y los que no estábamos dispuestos a deshacer la morfología del barrio mejor ordenado en trama y arquitecturas domésticas unifamiliares -junto al Poblado Minero de Aldea Moret, precedente de la ordenación urbana cacereña-, ni aceptar la multiplicación de volúmenes y aprovechamientos. Tales desavenencias insuperables, me obligaron junto a otros colegas del equipo, a finiquitar la colaboración. Por tanto, no soy (somos) responsables del “desfeito” actual (DOE 07-11-1989).

Al permitir el libre albedrío constructivo, de resultados arquitectónicos impresentables, se fraguó el dislate de alturas, muestrario de arquitecturas al libre arbitrio del poeta, catálogo de materiales, privatización de espacios públicos por cierre de verjas de hierro y colonización masiva del automóvil, que han desestructurado y mutado el tranquilo y ordenado barrio obrero de antaño por el garaje al aire libre y desordenado de hogaño, dada la carencia durante décadas de aparcamientos disuasorios para los intensos flujos de tráfico de los centros institucionales (Hospital Provincial, Hacienda y Servicios Múltiples). 

Como ocurrió con la ciudad-jardín burguesa del Ensanche, la ciudad-jardín obrera de Casas Baratas, fue renovada y mixtificada, porque las asignaturas de Urbanismo y Patrimonio nunca formaron parte del currículum político y, menos aún, de las especulaciones privada y promotora empresarial.


[27] La Comisión Municipal Permanente del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres, reunida en sesión de 30 de noviembre de 1981, visto el informe presentado por el Presidente de la Comisión de Obras Públicas y Urbanismo sobre la elaboración de un “Plan Especial de Valoración y Catalogación del Patrimonio del Término Municipal de Cáceres”, según propuesta del Director del Proyecto, Dr. Antonio-José Campesino Fernández, acuerda la aprobación del dictamen con carácter de urgencia y visto bueno del Ilmo. Sr. Alcalde Presidente, D. Manuel Domínguez Lucero, en Cáceres a 1 de diciembre de 1981. (Directrices: Tiempo de redacción: 1 año. Ámbito: Término Municipal de Cáceres. Objeto: Edificios y parajes naturales, calles, plazas…).

[28] García, Efrén; Oria, Juan; Crespo, Salustiano; Benito, María del Mar. (1982): Rehabilitación integrada de Cudillero. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, MOPU-Arquitectura, Oviedo. 308 p.

[29] Pizarro, Francisco Javier. (2002): Paisajes urbanos de Extremadura (I). Cáceres. URBEX.  Consejería de Vivienda, Urbanismo y Transportes, Junta de Extremadura. CICON Ediciones, Cáceres, pp. 109 y 111.

[30] Matas, Miguel.; González, Luis; Hernández, Fernando; Sánchez, Eleuterio; Navarro, Isidro; Campesino, Antonio-José. (1982): Plan Especial de Reforma Interior (PERI) “Casas Baratas” de Cáceres. Sector RO-30-3 del Plan General de Ordenación Urbana de 1975. Ayuntamiento de Cáceres, Cáceres. (Gabinete G-2).

domingo, 26 de octubre de 2025

 LA CIUDAD DE CÁCERES: EXPERIENCIAS PROFESIONALES VIVIDAS (1975-2025)


3.2. Plan Especial de Reforma Interior (PERI CCH-30-I) Ribera del Marco   (1981)

La Ribera del Marco es la zona urbana depositaria de todas las señas históricas de identidad de la ciudad, pese a la incomprensión de los políticos y de los cacereños, que no acaban de comprender que esa cornisa oriental urbana es la auténtica fachada histórica de Cáceres.

La cubeta cárstica del Calerizo rebosa naturalmente por la escorrentía continua del Marco, que se encaja en el fondo de la fosa tectónica de la Ribera. En los contactos alternantes de cuarcitas y pizarras surgen afloramientos de acuíferos, convertidos en fuentes (del Marco, Concejo, Rocha…). 

A su vez, dicho corredor canalizó el discurso -nada claro- del trazado perimetral de la Vía de la Plata por el flanco oriental de la ciudad y generó en torno al agua, factor básico de poblamiento, y de los suelos cultivables del fondo de la Ribera la eclosión del Barrio de Fuente Concejo (XIV). 

La fuente homónima que abasteció de agua potable a la ciudad durante siglos no ha merecido aún, increíblemente, el reconocimiento de su valor patrimonial. Cáceres está en deuda con la Ribera del Marco por haber aglutinado todas las actividades de la economía urbana medieval-renacentista, concitando usos agro-ganaderos y menestrales (curtidores, molineros, laneros, aguadoras, lavanderas…), con actividades vinculadas al único curso estable de agua excedentaria. Su insignificante caudal no fue óbice para producir toponimias grandilocuentes (Mira al Río y Puerta del Río) en la Norba concebida sin río, imperdonable anomalía histórica de una fundación romana, ensartada por esa razón de peso como una cuenta menor en el rosario de asentamientos de la Vía de la Plata.

Desde que a finales del siglo XV la ciudad promoviera su sventramento por la fachada opuesta, la occidental, y convirtiera la Plaza Mayor del XVI en nuevo centro de gravedad urbana y rótula de pivotaje entre la ciudad intramuros hermética y la ciudad extramuros abierta y radial, la ciudad dio la espalda a perpetuidad a este sector de mediodía, convirtiéndose la Ribera del Marco en la trastienda pobre, marginal y marginada de la Ciudad Monumental. 

Para cualquier observador imparcial y profesional, el interés paisajístico, urbanístico y arquitectónico de la Ribera del Marco no admite discusión. Bajo las moles dominantes de las arquitecturas hidalgas de la ciudad alta, se disponen dominadas las casitas populares pecheras de la ciudad baja que, amoldadas a las curvas de nivel, se derraman en ladera hasta el fondo de la Ribera, con juegos de volúmenes, colores y texturas diferenciadas. Topografía formal íntimamente unida a la topografía social estamental, con la protección de la cerca murada como elemento diferenciador del dentro/fuera.

El abandono histórico de la Ribera del Marco creyó invertir su tendencia en 1981 con la redacción del Plan Especial de Reforma Interior de la Ribera del Marco (PERI Sector CC-H-30-I)[26], figura de planeamiento de desarrollo prevista por el PGOU’1975-1985. 

Realizamos un buen trabajo de análisis, diagnóstico y propuestas de rehabilitación integrada, con soluciones dotacionales como la del parque perimetral que por San Blas pudiera conectar con el Paseo Alto, Aguas Vivas y Parque del Príncipe, a modo de cinturón verde de protección ambiental del Centro Histórico. 

No sirvieron de nada, porque el documento se desestimó y abandonó por las Corporaciones municipales. Y ello, pese a ser una zona emblemática de encuentro anual obligado entre el Santuario de la Virgen de la Montaña y la concatedral de Santa María en el proceso de traslado primaveral de la Patrona de Cáceres. 

Tarde y a destiempo, nuestras propuestas de ordenación de la Ribera del Marco (BOP 27-01-1982) serían asumidas por el Plan Especial de Protección y Revitalización del Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad de Cáceres (PEPRPACC’1987-1990), cuando ya estaban absolutamente obsoletas.

Volveremos sobre el tema, porque es continuo y recurrente, como el agua del Calerizo.

Fig. 3. PERI de la Ribera del Marco. Fuente: Gabinete G-2 (Matas y González).


[26] Matas, Miguel; González, Luis; Ariza, Diego; Campesino, Antonio-José. (1981): Plan Especial de Reforma Interior (PERI) “Ribera del Marco” de Cáceres. Sector CCH-30-I del Plan General de Ordenación Urbana de 1975. Ayuntamiento de Cáceres, Cáceres. (Gabinete G-2).

sábado, 18 de octubre de 2025

 LA CIUDAD DE CÁCERES: EXPERIENCIAS PROFESIONALES VIVIDAS (1975-2025)


3. PGOU'1975, VIGENTE HASTA 1997

Las experiencias profesionales vividas, que serán detalladas en sucesivas entregas con un discurso cronológico, se insertarán dentro de los tres Planes Generales de Ordenación Urbana con los que se pretendió ordenar la Cáceres democrática: (PGOU’1975-1997); (PGOU’1998-2009) y (PGM’2010-2025)

En 1961, Cáceres censaba 48.005 habitantes con densidad media de 229,7 hab./ha. En 1975, la ciudad contaba con 10.839 nuevos moradores (+22,6 %), que situaron la población en 58.844 habitantes de hecho -lo que puedo atestiguar, porque los extraje uno a uno a dedo del Padrón de Habitantes-, de los que 53.000 (90 %) residían en el casco urbano consolidado, con densidad media de 85,5 hab./ha edificada.

En 1961, Cáceres se asentaba sobre un área urbana de 312,8 ha, con 10.600 viviendas. En 1975 la superficie se elevaba a 623,65 ha, con 18.402 viviendas[24]. Las 7.802 nuevas viviendas (+73,6 %) ocuparon 310,9 nuevas hectáreas (+99,4 %). En los tres lustros trascurridos, la superficie urbanizada casi duplicaba la de 1961, pero la población sólo había crecido un 22,6 % (muy lejos de la generosa proyección demográfica de 62.000 habitantes prevista por el PGOU’1961 para 1970), y las viviendas habían aumentado en un 64,5 %.

Entre el PGOU de 1961[25] y el de 1975 se crearon 112 ha de suelo planeado residencial, 22 ha de suelo industrial y 42,6 ha de verde y deportivo y se aprobaron los Planes Parciales siguientes: Peña del Cura, (21 de mayo de 1964); La Madrila (5 de junio de 1967); Los Fratres (26 de mayo de 1969), y Dehesa de los Caballos (29 de mayo de 1970).

En 1975 terminó la vigencia del PGOU'1961. Un par de años antes (15/05/1973)el Ayuntamiento  encargó su revisión al equipo AUR (Estudios de Arquitectura, Planificación Urbana y Regional), dirigido por los arquitectos Francisco Fernández Longoria y Genaro Alas Rodríguez, que produjeron el desarrollista PGOU’1975, con la mala fortuna de que la redacción del documento de planeamiento se anticipó a la aprobación del nuevo marco legal urbanístico de la Ley de Suelo y Ordenación Urbana de 1975, quedando desfasado de antemano.

De 1975 a 1997, -según (Chautón, 2004; p. 20)-, se aprobaron 20 Planes Parciales: Cabezarrubia (09/04/1975) y Polígono Industrial de Las Capellanías (1975); Las Acacias (19/04/1977); Aldea Moret (21/11/1978); Isabel de Moctezuma (17/07/1979); La Hispanidad (17/07/1979); La Sierrilla (28/05/1982); La Mejostilla (28/05/1982); Capitán Luna (08/07/1983); Los Castellanos (10/02/1984); R-66 (10/02/1984); Los Rosales (13/04/1984); Las Candelas (10/05/1985); Campus Universidad (09/05/1986); Temis (28/06/1991); Nuevo Cáceres (28 de junio de 1991); El Vivero (11 de febrero de 1993); Campofrío (09/02/1995); Ceres Golf (19/09/1996); La Cañada (13/03/1997) y El Perú (12/06/1997).

 

3.1. Informes técnicos para el (PGOU’1975-1985)

La primera oferta de mi participación profesional se produjo en octubre de 1975, casi en paralelo al traslado de muebles y desembarco de libros desde Salamanca a Cáceres. Como profesor geógrafo de la UEX, en la fase de Avance del PGOU de 1975 y dentro de la Memoria de Información Urbanística, emití tres informes: 1) Estructura urbana (Tomo II); 2) Estudio geotécnico (Tomo III) y Desarrollo Social y Económico (Tomo IV). Recuerdo que las sesiones de debate público tuvieron lugar en un salón del desaparecido Hotel Extremadura, del que ni la fachada mereció el respeto de su conservación por la empresa Pinilla y, menos aún, el hermoso jardín arbolado interior -heredado del antiguo chalet de los Acha, sito en la calle San Pedro de Alcántara, esquina a Virgen de Guadalupe-, que despertaba la admiración del forastero, cuando tras subir dos plantas en ascensor y cruzar la cafetería, ésta se abría a un “jardín colgante” con piscina, un pulmón vegetal en medio del periclitado ensanche burgués cacereño, reliquia de la ciudad-jardín que fue y de la que nada queda.

En mis informes sobre el Modelo Urbano hice notar que, pese a la profesionalidad reconocida de Fernández Longoria, el PGOU de 1975 se había redactado bajo presupuestos propios del “urbanismo de los polígonos", a base de repoblación de bloques aislados ajenos al Centro Histórico y reminiscencias metropolitanas exógenas -influido el arquitecto por el Plan General de Caracas que acababa de redactar-, antitéticas con el perfil horizontal de la ciudad de la Ciudad Histórica de Cáceres. Al desarrollismo horizontal se superponía el vertical, dado que ser ciudad equivalía entonces a poseer “rascacielos”, tales como el Edificio Coliseum (1962), de 12 plantas, y la Torre de Cáceres (1963) con 14 plantas y 50 pisos.

Con respecto al Medio Físico, me mostré contrario a reiterar la expansión superficial de Cáceres sobre la cubeta cárstica del Calerizo, declarada suelo de reserva urbana por el PGOU'1961, una aberración constructiva por los problemas geotécnicos de cimentación, existiendo 1.700 km2 de término municipal paleozoico de granitos, pizarras y cuarcitas. El informe geotécnico del PGOU’1975 declaraba: “… Afortunadamente, la localización de suelos cársticos es muy concreta, en forma de media luna en el SE del nuevo ensanche urbano y deja en el eje de la media luna lugar adecuado para una urbanización sin problemas…”. Fuimos testigos de los problemas de cimentación, de los hm3 de agua que se bombearon, de los rellenos de las oquedades con neumáticos usados, de las masivas inyecciones de hormigón a la caliza, de las parrillas de cimentación y de otras sutilezas constructivas varias.

Desmonté las utópicas proyecciones demográficas de ensueño de los “analistas” del PGOU que auguraban ¡205.386 habitantes para 1990!, (conocedores de que en los 15 años desarrollistas anteriores Cáceres tan sólo había ganado 10.893 habs.). Bloqueada ya en su crecimiento por el cierre de la industria de fosfatos (1960) y la crisis económica general desde 1973, las proyecciones eran de fantasía animada, como demostró la realidad del censo de 1991 (74.589 habs.). Tales falsedades deliberadas tenían como único fundamento especulativo justificar la programación de 2.469 ha de nuevo suelo urbanizable hasta alcanzar la hiperbólica cifra de 3.260 ha de suelo urbanizado, unido al sobredimensionamiento de viales de circunvalación con proyectos tan dementes como el scalextric sobre pilotes entre la Plaza de Colón y la N-521 volando por la Sierra de la Mosca y el Santuario de la Virgen de la Montaña… por valor de 40.000 millones de pesetas a cargo del MOPU y otras fábulas del cuento de la lechera.

Fig. 2. Cáceres PGOU’1975. SIG. Fuente: (Chautón, 2004).

Los problemas esenciales de la estructura urbana cacereña que intentó resolver el PGOU'1975, agravándolos, fueron: la elevada e innecesaria concentración y densificación asiática (700 hab./ha en Antonio Hurtado); el desigual grado de especialización funcional, y la muy deficiente accesibilidad. Tales defectos proyectuales de fondo, unidos a la circunstancia legal adversa de encontrarse el PGOU desfasado de antemano, al no ajustarse a las directrices normativas de la revisada Ley 19/1975, de 2 de mayo, sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, ni al posterior Real Decreto 1.346/1976, de 9 de abril, que aprobó el Texto Refundido de la LRSOU, produjeron una penosa tramitación administrativa, ya que, inicialmente fue aprobado el 15 de febrero de 1977, pero, al dejar en suspenso la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Medio Ambiente (COPUMA) de la Junta de Extremadura la aprobación del macro-suelo urbanizable injustificado, no conseguiría la aprobación definitiva hasta el 14 de noviembre de 1985.

Como hago constar en la contraportada de mi tesis doctoral, el diagnóstico de Cáceres en 1975 fue el de una ciudad de contrastada dicotomía: de un lado, el Casco Antiguo o núcleo genético más homogéneo de arquitectura civil gótico-renacentista europea, como museo de piedra desvitalizado, inserto en un Centro Histórico en deterioro progresivo, formal, social y funcional por su envejecimiento y abandono, y, de otro, el ensanche moderno renovado por la especulación de los últimos tres lustros, un segundo “Cáceres monumental” cuajado de tensiones sin control: suelo caro por inexistente, déficit de 6.000 viviendas sociales frente a 3.000 cerradas y abandonadas, alquileres desorbitados, equipamientos embrionarios y ausencia de calidad de vida urbana.


[24] El régimen de tenencia de las viviendas en 1975 arrojaba la siguiente distribución: 49 % en propiedad; 39 % en alquiler y el 11 % destinadas a otros usos (Campesino, 1982; p. 329).

[25] El primer Plan General de Ordenación Urbana de Cáceres, redactado por Rodolfo García-Pablos y Vicente Candela, fue aprobado el 4 de noviembre de 1961.


sábado, 11 de octubre de 2025

 LA CIUDAD DE CÁCERES: EXPERIENCIAS PROFESIONALES VIVIDAS (1975-2025)


2. CLAVES DEL URBANISMO CACEREÑO CONTEMPORÁNEO

A lo largo del lustro 1975-1980, la investigación doctoral y el trabajo de campo me permitieron comprender las claves que modelaron la trama y condicionaron la dinámica evolutiva de los veinte siglos de historia urbana de Cáceres[11].

A partir del planeado molde romano cardo-decumánico, la Ciudad Histórica, conformada por Casco Antiguo intramuros y Centro Histórico extramuros, -dos unidades conceptual, morfológica, social, funcional y espacialmente diferenciadas-, se fue construyendo hasta finales del siglo XIX de forma espontánea, mediante la yuxtaposición y sobreimposición de piezas de arquitecturas singulares por arquitectos estrella, y populares por alarifes anónimos[12].

A mi juicio, siete son las claves interpretativas para la definición de la personalidad urbana contemporánea de Cáceres:

a) Real Audiencia de Extremadura (1791). La implantación de la sede en Cáceres supuso dotar a la ciudad del primer equipamiento jurídico de rango superior y alcance regional que convulsionó la rígida estructura señorial-latifundista-estamental del Antiguo Régimen y favoreció el tránsito a la modernidad contemporánea.

b) Capital provincial (1833). La decisión política de fijar la capital provincial en Cáceres, en dura y controvertida competencia con Plasencia, resuelta por el mayor número de votos de los diputados cacereños en contra de la lógica territorial[13], iba a suponer la centralización monopolista de personas, bienes, equipamientos y servicios terciarios que definirían su futura vocación administrativa-funcionarial. A ello se añadieron en 1834, la ubicación de la Diputación Provincial, tuteladora de los 240 municipios de la Alta Extremadura, y la cabecera del Partido Judicial, de entre los 13 definidas inicialmente, más tarde reducidas a siete.

c) Minería e industria de fosfatos de Aldea Moret / Ferrocarril Madrid-Cáceres-Portugal (MCP’1881) a ella vinculada. Aislada en su economía rural y aletargada en su población (15.000 habitantes) por la crisis finisecular, la villa de Cáceres (convertida de un plumazo en ‘ciudad’ por el despiste del monarca Alfonso XII) se vería sacudida por estos dos incentivos económicos revolucionarios -íntimamente unidos-, que iban a generar profundas transformaciones urbanas fini-decimonónicas. Ambos respondieron a los intereses privados de Segismundo Moret y Prendergast, ministro público y empresario privado al mismo tiempo, por cuyos enjuagues fue apodado con fundamento “el gitano gaditano”. Su única preocupación era la de transportar sus fosfatos de Aldea Moret por ferrocarril hasta el puerto de Lisboa para su exportación a Inglaterra y, en modo alguno, el transporte de viajeros, como demuestra la incomprensible ubicación de la estación de Plasencia-Empalme (Monfragüe) en medio de la dehesa y a 13 km de la ciudad. Desde Aldea Moret a Cáceres llegó un ramal con una pueblerina estación en fondo de saco. La Corporación municipal, encantada, le nombró hijo adoptivo y le dedicó una calle a tan ilustre prócer.

d) Ensanche burgués (1882-1960). Ambos imanes anteriores atrajeron y ordenaron la proyección suroccidental del Ensanche burgués planeado y arbolado. El proyecto de ensanche cacereño supuso la primera oferta racional de crecimiento urbano, bajo principios normativos (Ley de Ensanche de las Poblaciones de 1876 y Reglamento de 1877), urbanísticos (open planning) y administrativos (tutela pública municipal). Se fundamentó en el agotamiento del suelo apto para edificar en la Ciudad Histórica y en la aspiración de las clases acomodadas por superar el congestivo y peligroso contacto con el pueblo llano (epidemias, insalubridad, pobreza, miseria), y disponer de un marco habitacional elitista donde construir la vivienda burguesa, de tipología unifamiliar (ciudad-jardín) o de casa-bloque, asociada a los negocios comerciales en plantas bajas y a las actividades profesionales liberales en las entreplantas y pisos principales. La construcción del Hospital Provincial de Cáceres (1884-1890) sobre suelo de la Diputación Provincial y la ordenación de su manzana fue objeto de estudio por la arquitecta María Victoria Domínguez Serrano[14]. Teniendo como eje vertebrador la Avenida de España y la retícula ortogonal de sus arterias perpendiculares, Avenida Virgen de la Montaña; Avenida Primo de Rivera y Avenida Virgen de Guadalupe[15], el plan de ensanche con su paseo arbolado fue la mejor aportación al urbanismo cacereño contemporáneo por su generosa visión de futuro, porque hoy continúa siendo el centro de gravitación urbana cívico-comercial de una ciudad mediterránea, pulmón verde y generoso espacio público vivido, pero densificado por los volúmenes construidos y muy contaminado. El proyecto, que costó ochenta años materializar (1882-1960), sería renovado, desfigurado, congestionado y prostituido por la especulación en los 30 años siguientes. Corporaciones Municipales sucesivas jamás han reconocido el valor patrimonial urbanístico y arquitectónico de la ciudad-jardín dilapidada[16]. Desde 2023, mi inteligente discípula geógrafa Macarena García Manso realiza su Tesis Doctoral sobre el Ensanche de Cánovas[17], el mejor ejemplo cacereño de urbanismo planeado.

e) Universidad de Extremadura (1973). La implantación del semidistrito cacereño de la Universidad de Extremadura fue otro hito de cambio cultural y socioeconómico desde comienzos de los años 70. La Universidad revitalizó totalmente la vida juvenil de Cáceres[18], fortaleciendo su curriculum patrimonial futuro y activando un barniz cultural inédito hasta entonces por su monótona existencia capitalina, que respondía perfectamente a la crítica de José Ortega y Gasset sobre provincias y capitales en 1931: “Con su capitalita sórdida, lenta, ni cortijo ni corte, donde se pasea un gobernador petulante, donde se cocinan todas las inmundicias políticas y no se emprende nada”[19]. El dislate de planificación urbanística-universitaria[20] en la ciudad de Cáceres es, sin duda, uno de los más singulares del último medio siglo.

f) ‘Ciudad Vieja’, Patrimonio Mundial (1986). La inclusión de la mal llamada ‘Ciudad Vieja’ de Cáceres en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO le aportó a la ciudad un marchamo patrimonial de marca internacional[21], proyectándola como el primer destino turístico-cultural de Extremadura y, en menor medida, nacional e internacional por las carencias de accesibilidad de una ciudad sin alas, por carencia de sistemas de transportes de alta velocidad, AVE y Aeropuerto[22].

Según Carlos Sánchez Franco y mi tesis doctoral, entre 1961 y 2018, la ciudad pasó de 48.005 habitantes que residían en 10.600 viviendas sobre 312,8 hectáreas, a 96.000 habs., en 44.000 viv., sobre 1.500 ha. Se duplicó la población (99,9 %), se triplicó con creces el número de hogares (315 %) y casi se cuadruplicó la superficie urbana (379,5 %), lo que tradujo un crecimiento superficial desmesurado, pero sin fundamento económico ni poblacional que lo justificase. Contrapuesta en lo morfológico, innecesariamente densificada, socialmente segregada y funcionalmente polarizada, la ciudad de Cáceres, ayuna de estímulo económico vitalista y especulativamente promovida por agentes inmobiliarios privados en connivencia con los responsables políticos municipales, creció sin proyecto estratégico en mancha de aceite y por fascículos deslavazados de imposible encuadernación[23].


[11] Campesino, Antonio-José. y Guerrero, Milagrosa. (1995): Dinámica urbana del Centro Histórico de Cáceres. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio, Cáceres. 48 p. (Texto de apoyo a la práctica urbana del VII Coloquio Ibérico de Geografía. Portugal-España: Ordenación Territorial del Suroeste Comunitario). (Dir. Antonio-J. Campesino). (Inédito).

[12] Campesino, Antonio-José. (2004): “Cáceres: espacio natural y espacio urbano”, en Dethier, J. (Dir.). Cáceres. El Espíritu de las Ciudades de Europa. Fonds Mercator, Fundación Academia Europea de Yuste, Caja Extremadura, Amberes, pp. 170-185.

[13] Campesino, Antonio-José. (1990): ”Plasencia-Cáceres: centralidad versus capitalidad en la desorganización territorial de la Alta Extremadura”, en AA. VV. Estudios de Geografía. Homenaje a José Luis Cruz Reyes. Universidad de Salamanca, Salamanca, pp. 231-245.

[14] Domínguez, María Victoria. (2011): El desarrollo urbanístico y dotacional de la ciudad de Cáceres en relación con el patrimonio inmueble de la Diputación Provincial. Trabajo de Investigación para la obtención del Diploma de Estudios Avanzados (DEA). Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio, Cáceres. 66 p. (Dir. Antonio-J. Campesino). (Inédito).

[15] García, Macarena. (2016): La Avenida Virgen de Guadalupe (Cáceres) en el contexto del Ensanche cacereño: 1940-2012. Trabajo Fin de Licenciatura. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio, Cáceres. 118 p. (Dir. Antonio-J. Campesino). (Inédito).

[16] Campesino, Antonio-José. (2024): Arquitecturas cacereñas ‘desamortizadas’ de Ángel Pérez en el Ensanche de Cánovas. Centenario del arquitecto Ángel Pérez Rodríguez. Mesa Redonda II (06/11), Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura (COADE), Cáceres. 16 p. (Inédito).

[17] García, Macarena. (2023): El Ensanche de Cánovas en Cáceres: Morfología y Estructura (1881-2021). Tesis Doctoral en curso. Programa de Doctorado en Desarrollo Territorial Sostenible. Departamento de Arte y Ciencias del Territorio, Universidad de Extremadura, Cáceres. (Dirª, Yolanda Fernández Muños; Codirector: Antonio-J. Campesino Fernández.

[18]  Campesino, A.-J. (2021): “Memoria urbana cacereña: Los ¿dorados ochenta?”, en Lobo, Paco. y Pinilla, Alfonso. (Coords.), Movida CC. La movida cacereña 80’S -90’S. Los Autores. Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones. Cáceres. 270 p (6. pp. 75-77).

[19] Ortega, José. (1931): La redención de las provincias y la decencia nacional. Revista de Occidente, Madrid.  

[20] Campesino, Antonio-José y Salcedo, José-Carlos. (2023): “Campus interno Vs. campus periférico: el dislate planificador de la Universidad de Extremadura en Cáceres, Patrimonio Mundial”, en Rueda, Adela y Cruz, Pablo. (Eds.). La gestión territorial y el problema de la conservación de los centros históricos y el paisaje. Colección Los Cuadernos de ReUSO, Ed. Dyckinson, S. L., Madrid, pp. 190-201.

[21] Campesino, Antonio-José. (2009): “Cáceres: gestión reciente de una ciudad del Patrimonio Mundial (1986-2008)”, en De las Rivas, J. L. (Coord.). Actas del Simposio Internacional “Ciudad sobre Ciudad: interferencias entre pasado y presente urbano en Europa”. Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, Caja Duero, Valladolid, pp. 291-325.

[22] Fundación Cáceres Capital. (2008): Informe Técnico. Estudio de viabilidad del aeropuerto internacional de Extremadura en Cáceres. Redactores: Campesino, Antonio-José. (Dir.); Senabre, David; Salcedo, José-Carlos; Sánchez, Marcelino y Rengifo, Juan Ignacio. Asesores: Herrero, Manuel; Rama, Antonio y Guerra, Jesús. FCC, Cáceres. 174 p. (Inédito).

[23] Campesino, Antonio-José. (2014): “Centros y periferias urbanas: ordenación y desgobierno”, en Lois, Rubén Camilo y Miramontes, Ángel. (Eds.). Reflexiones sobre las ciudades y el sistema urbano en tiempos de crisis. Universidad de Santiago de Compostela, Grupo de Geografía Urbana, de la Asociación de Geógrafos Españoles (AGE), Santiago de Compostela, pp. 91-117.